El modelo de negocio impulsado por Ryanair a base de subvenciones y ayudas pone en riesgo el mercado laboral de los aeropuertos y el sector turístico
Hace unos años, representantes del sindicato de CESHA se reunieron con el entonces consejero de Turismo del Cabildo de Tenerife, José Manuel Bermúdez. También lo hicieron con representantes de la CEOE. En ambas reuniones se advirtió del modelo de negocio que pretendía Ryanair, una fórmula basada en secuestrar las subvenciones públicas para subsistir, en este caso en el mercado canario, y una vez se acaban o son consideradas insuficientes, chantajean a las instituciones locales con la amenaza de marcharse.
La reunión mantenida con Bermúdez difirió bastante de la mantenida con la CEOE. Mientras la CEOE entendía nuestras advertencias, Bermúdez solo pensaba en aumentar el número de pasajeros que llegaban al Archipiélago y alardeaba de eso a boca llena delante de nosotros: mientras más lleguen, mejor, aunque fuera en compañías de bajo coste como Ryanair.
El tiempo nos ha dado la razón y nuevamente vemos cómo Ryanair amenaza con irse del mercado canario cerrando bases y bajando el número de frecuencias. Pero puede cambiar de opinión a cambio de nuevas ayudas y subvenciones.
Este modelo de negocio de low cost no ha hecho más que perjudicar a los trabajadores del sector servicios con la consolidación de bajos salarios y aumento de la carga de trabajo. El gobierno de Canarias no debería aceptar el chantaje de Ryanair, debería apostar por la creación de una línea aérea o una de origen canario, como Binter para garantizar la afluencia de turistas sin miedo a que las compañías que operan pongan en jaque nuestro futuro. Binter está incorporando a su flota nuevos aviones de largo alcance que pueden asumir perfectamente los destinos de los vuelos que realiza Ryanair.
Desde CESHA pensamos que es hora de que el futuro de Canarias no dependa de una empresa cuya base radica en Irlanda, es hora de que el futuro de Canarias dependa menos de foráneos y más de los de aquí y, puestos a subvencionar, mejor a una empresa canaria comprometida con los habitantes del Archipiélago que a una empresa irlandesa comprometida exclusivamente con sus beneficios.
Obviamente, esta apuesta del Gobierno canario por una aerolínea propia no tiene ni debe significar la desaparición de puestos de trabajo. La compañía que asuma el lugar de Ryanair debe asumir también a los trabajadores de esta compañía.