Negociar con miedo nos pone de rodillas y nos impide pensar con claridad.
¿Qué ocurre cuando se negocia con el miedo? ¿Qué sucede cuando el miedo se convierte en un arma de negociación? ¿Qué pasa cuando el miedo se instala en nosotros?
Hay dos premisas necesarias para entender esta exposición: que el ser humano es un ser social y que las emociones se contagian. El objetivo es mantener a la sociedad asustada, en este caso a los trabajadores, ya que, cuanto más asustados estén, menos racional será su comportamiento y se dejarán llevar por las consignas de quien considere que pueda solucionar la causa que produce el miedo.
Iberia anunció el 3 de agosto un ERE que afecta 4500 trabajadores y una rebaja sustancial de las condiciones de trabajo para el resto. Desde entonces hasta hoy, la política de la compañía ha ido destinada a trasmitir la necesidad de acometer ese ajuste con la amenaza de que si no es así, el futuro de Iberia está en juego.
La estrategia está bien estudiada y calculada: estando el país como está y con un número cada vez más numeroso de trabajadores en paro y empresas cerrando, este anuncio nos pone entre las cuerdas y en un callejón sin salida. Hay que pensar que en este sentido, el ser humano, al estar asustado, se comporta como una manada que sigue al líder, se convierte en un animal incapaz de pensar por sí mismo y que se deja llevar fácil y dócil.
Ante el cruce de declaraciones entre la dirección y los trabajadores y la falta de información clara y concisa por parte de los sindicatos, los empleados se tiran a la red en busca de información que pueda aclarar la situación que estamos viviendo. Pensemos que una sociedad alarmada, asustada y con miedo se engancha a los medios de comunicación en busca de respuestas. Ellos mientras siguen negociando.
Nos amenazan diciendo que somos caros, que no somos productivos y que estamos cargados de privilegios, que Iberia en la situación actual no tiene futuro y que si no cedemos, moriremos. Nuestra posición geográfica es estratégica con respecto a África y Latinoamérica, somos la segunda potencia mundial en receptores de turistas y con gobernantes coherentes y honrados, probablemente, emergentes en lo económico.
Pero necesitamos un cambio. Nosotros necesitamos un cambio. Hemos sido líderes, los primeros y en cierto modo arrogantes. Necesitamos comprender que las cosas han cambiado, que Iberia ya no es la que era. Asumamos que no somos trabajadores de compañía aérea, somos trabajadores de aeropuertos, que hoy estamos aquí pero mañana no subrogan allá. Recordemos que hace unos meses decenas de trabajadores de Iberia fueron subrogados a Hellit y que esta compañía acaba de presentar un ERE del 39% de la plantilla y que algunos de nuestros ex-compañeros, irán a la calle. Recordemos también que cuando dicen que somos caros es porque nos comparan con otros. Esos otros, que mañana pueden ser compañeros nuestros si nos subrogan, tienen convenios basados en el Convenio de Sector, un convenio basura que se nos ha vuelto en contra como un boomerang.
Y entre todo este periplo siguen las negociaciones. Y seguimos sin información. Incluso la poca que tenemos es contradictoria. Y el miedo se ha instalado en nosotros cuando muchos compañeros aceptan lo que venga con tal de no perder el empleo, cuando comentan que no se puede hacer nada, que todo está hecho. Sí que podemos si perdemos ese miedo porque la idea de negociar con el miedo es muy atractiva para muchos poderes.
¿Podemos combatirlo? Sólo con información. Por eso debemos y tenemos que exigir a los sindicatos que negocian que nos cuenten que están negociando, por qué nos tienen que devaluar de manera tan salvaje, cuál es el futuro de la aerolínea, o es que nos van a peinar y adelgazar para luego vendernos baratos y productivos a otros operadores.
No nos vamos a quedar callados y tampoco nos quedaremos quietos. No nos vamos a conformar con las migajas mientras unos se van con los bolsillos llenos y otros se parapetan en “hemos hecho lo que hemos podido”.
Y sí, nuestra dirección es nefasta y los sindicatos mediocres pero es lo que tenemos. Por eso en CESHA proponemos la celebración de una consulta o referéndum sobre lo que acuerden antes de que se firme nada.
“Pierde el miedo y vamos a por todas”.